UCRANIA

Ucrania cuenta con un PIB de aproximadamente 160.000 millones de euros. Es, por tanto, superior a la suma de los tres países bálticos, si bien su PIB per cápita supone la mitad que el del país báltico menos rico (Letonia), unos 8.000 euros.

Su economía cayó abruptamente durante los 10 primeros años tras la independencia de la Unión Soviética, sufriendo además hiperinflación y un desplome de su índice de producción industrial. Entre 2000 y 2008 experimentó un período de gran crecimiento, superando sus índices de 1990 en el año 2004. Posteriormente, la crisis de 2008 le afectó profundamente, con un desplome del 15% de su economía en 2009. La grivna (su divisa nacional) sufrió una depreciación superior al 50% y Ucrania no alcanzó sus índices de PIB de 2008 hasta el año 2013.

Desde 2010 la economía ucraniana crece a un ritmo superior al 4% hasta 2014. Ese año su PIB soporta una caída del 6,8% y en 2015 se espera que el decrecimiento sea superior al 10%.

No obstante los indicadores macroeconómicos muchos inversores internacionales consideran a Ucrania como un activo muy depreciado, en el que conviene invertir a la baja, debido a que su progresiva orientación hacia Europa, las medidas anticorrupción de sus nuevos gobiernos, la caída de su divisa (que concede ventajas a las inversiones en euros o en dólares) y el fin de su conflicto bélico regional (con la aprobación reciente en el Parlamento del país de un régimen de mayor autonomía a las regiones) hacen probable una rentabilidad extraordinaria para proyectos a medio y largo plazo.

El sector financiero ucraniano se encuentra actualmente en un proceso de recapitalización y reestructuración para asegurar la eficiencia en el desempeño de sus funciones y su capacidad para cubrir los depósitos en caso de quiebras bancarias. El país ha recibido importantes préstamos programáticos del Banco Mundial, el último por valor de 500 millones de dólares en el segundo semestre de 2015.

En lo que respecta a su comercio exterior, Ucrania exporta sobre todo productos de hierro semielaborados, aceites de semillas (con gran presencia del aceite de girasol, que exporta a todo el mundo a las mejores cotizaciones internacionales), maíz, hierro laminado en caliente, acero, carbón, combustibles y derivados del petróleo, productos químicos y maquinaria. Sus principales compradores son Rusia, Turquía, Egipto, Kazajistán y China.

En cuanto a las importaciones, el país compra fundamentalmente gas de petróleo, refinado de petróleo, automóviles, medicamentos envasados y carbón. Sus principales socios exportadores son Rusia, China, Alemania, Polonia y Bielorrusia.

Las principales exportaciones de España a Ucrania se sitúan en los capítulos de maquinaria, automóviles, prendas de vestir y productos cerámicos. En el año 2014 alcanzaron un valor conjunto de 285 millones de euros. Por su parte, las importaciones españoles de ucrania son casi 4 veces superiores en valor y se componen fundamentalmente de cereales, aceites vegetales y combustibles minerales.

MOLDAVIA

El país más modesto de Europa es también el que ostenta el récord del continente en ratios de reducción de pobreza desde el año 2006, ya que más de un 50% de habitantes considerados pobres en dicho año habían salido ya de tal condición en 2012. La tasa de pobreza nacional se ha reducido de un 30,2% a un 16% y la de extrema pobreza de un 4,5% a un mero 0,6% (sorprendente caída del 90%).

Los porcentajes de crecimiento de su PIB han sido igualmente extraordinarios, con un 7,1% en 2010, un 6,4% en 2011 y un 9,4% en 2013. Pese al relativo golpe que ha supuesto para su economía la desaceleración rusa, Moldavia mantuvo un sólido 4,8% de crecimiento en 2014 y sigue creciendo a un ritmo estable en 2015.

Las oportunidades que ofrece este vecino de Ucrania se sitúan tanto en el ámbito del consumo, que crece al ritmo del PIB del país y constituye un mercado con 3,5 millones de consumidores, como de la inversión, dadas las ventajas de externalización de la producción que le confiere ser el país con los costes laborales más competitivos de Europa y contar con una ubicación estratégica, entre la Unión Europea y Ucrania.